Angela Velasco García

"Morir, depués de haber sentido todo y no ser nada." Teresa Wilms Montt


Aforismos y axiomas

La superficie de mis dedos se hace inestable
al tratar de alcanzar un astro,
y con el crepúsculo a mi oeste
te siento más lejano

Desfilan por el color de mis uñas,
tantas sonrisas, tantas falacias,
fuerzas impenetrables
que intentan vengarse en el tiempo

Y no desisto al consumirlas degradando mis sueños por encontrarte,
que van quedándose sin tinta, apagándose
y oportunamente vislumbra una esperanza,
que reluce sin gotas de vino ni prozac,
donde emerge el deseo por desgastar mis labios
todos los segundos que estuvieron sin besarte

¡Sí!, y correr a través del arcoíris hasta la meseta, volar su abismo
Claro, ¿Por qué no? ¿Por qué no romper el silencio de los que no oyen?
y ausentar la demencia de los esquizofrénicos,
y así, ir paralelos congelando el universo
en un eco de poesía al unísono,
sólo para darle un respiro al mundo, a nuestro mundo

Cuando un suspiro le da la bienvenida a los recuerdos,
tus ojos me traen melancolía, construyendo
un marco de referencia a la depresión

¿Y el tiempo ahora?
Ahora no es nada, es una alucinación de mis neuronas
simplemente una sombra asechadora vigilante
de mis alegrías omnipresentes para consumirlas

Es una abominación invisible y espesa,
es perenne y me persigue cual calvario,
y en vano mi fuerza y mi anhelo
por que se marche, y se lleve consigo
los minutos de amargura que inútilmente he contado

Llévate, vil metáfora cronometrada,
los deseos inéditos, besos no dados y palabras no habladas,
mis interrogantes que siguen sin respuesta,
mis diluvios sonámbulos y la primavera marchita

Llévate además, bosquejos oníricos que no han hecho más
que llenarme de helio hasta la tropósfera,
llévate las perturbaciones y angustias que me duplican en peso,
llévate contigo el diccionario de metáforas
que hice con prosas del mundo utópico

Y, finalmente, usa los fragmentos
del inminente suicidio de mi corazón
y siémbralos en tu huerto,
que te darán un celestial jardín de ensueño
para toda la eternidad

Me detengo a ver el mundo a través de un cristal
y aprecio la felicidad o admiro la desdicha
detrás del rostro de cada andante,
o quizás voy desenterrando cadáveres sin descifrar,
con los que me autocastigo
o la mayoría del tiempo pienso en mi compañia
y en el incierto devenir

Aunque el piar de un ave me saque de ti,
tu presencia siempre se hace valer,
pero ya ves, has sido una buena dosis de autoayuda
por pintar los dolores que sólo soy capáz de sentir,
por quitar tantas veces la venda de mis ojos,
por hacerme más liviana sin contaminarme
con prejuicios y esquemas absurdos

Es así, tan simple la omnipotencia de tu nombre
característica admirable, intachable y dura.
Sabrás, es sincero mi agradecimiento
el que te marco desde mis venas
llenas de horas de angustia,
al predecir con tu llegada que anunciabas el suicidio

No quiero más de ti amiga mía, no te deseo más,
ya no te sirvo por voluntad sino por temor,
que espera silenciar tu voz,
pues ni los brazos de morfeo me otorgan paz,
sólo suplico que no molestes soledad, haces mucho ruido

Mientras se va a gotando el último destello de luz
mis ojos van cayendo en el crepúsculo,
los pálpitos rítmicos de tu corazón
le dan la bienvenida a un cuento onírico,
y que me conmueve la satisfacción de estar a salvo,
segura, en ti, en un marco de otra dimensión

Adictos a un coctel de agonía interminable
atados a ella y dictando para que sea eterna
una victoria rutinaria sin lucha alguna,
transcribiendo lo glorioso de amarte
en medio de un sonido inaudible

Y mis manos victimas de tus frágiles poros,
se han vuelto andamios donde reposa
todo mi cuerpo y mi alma,
que va más allá de lo que desconozco,
por no decir infinito pero que es parte
de mi existencia, un momento de paz
que va entre mis dedos,
exquisito y sutil que no dejaré de amar

Mis dedos ya no escriben
ya no sienten la brisa inspiradora,
la melodía armónica del cantar
ni un eco de esperanza

Mis dedos están rotos,
erosionados de las innumerables cóleras
de las que han sufrido
y dificilmente repuesto
de las punzadas irracionales
entre un muro de temor

Aún descansan en mis uñas
los trozos de carne de aquel intento
de genocidio desesperado
por intentar despojar de mi,
todo el dolor, la tristeza y la ira,
que sublimemente siguen
aunque quietas y sólo como cicatrices,
pero se han consolidado de fortaleza

Se han vuelto un bambú,
que se doblega ante una ráfaga
de sabiduría y consciencia, sin dejar que sus pilares se fracturen,
y hoy brilla un poco más el diamante en bruto,
qué, sedimentado, emprendió con ímpetu,
no detener su andar,
es que hoy mis dedos
vuelven a serle fiel a la inefable poesía